SAN XUSTO DE TOXOSOUTOS

A día de hoy, y como algunos ya sabéis, he visitado ya unos cuantos monasterios a cual mas bonito e interesante.
Recuerdo por ejemplo el de Carboeiro en Silleda, o el de Caaveiro en Pontedeume, también el de Aciviero en Forcarey y alguno más que me dejo en el tintero.
Todos ellos están situados en lugares preciosos, rodeados de naturaleza y elementos que invitan a la paz y el recogimiento.
Pues bien, os voy a hablar en esta ocasión de un nuevo monasterio situado en el enclave más impresionante, bello y encantador de todos los que he visitado hasta el momento.
Se trata del Monasterio de San Xusto de Toxos Outos , un pequeño monasterio situado en la parroquia de Lousame, a escasos 6 kilómetros de la localidad de Noia en dirección hacia Santiago de Compostela.

A la belleza del santuario en sí, hay que añadir el fascinante entorno que rodea al templo, el cual realmente te hace sentir estar en otro mundo, debido a los diversos elementos naturales y arquitectónicos que conforman todo aquel espacio.
El acceso al Santuario se hace a través de un empinado camino que parte de la misma carretera general Noia-Santiago a escasos 7 Km del final de la localidad Noiense.
Tras recorrer este sendero, llegamos hasta la misma puerta del Santuario.



Antes de daros algunos datos históricos acerca del lugar paso a describir aquel increíble entorno.
Desde la parte frontal de la Iglesia podemos ver algunos edificios anexos que en su día servían como aposento de los monjes y que hoy en día están restaurados para uso lúdico, ya que muy cerquita del Santuario se ha hecho una zona recreativa con amplios merenderos a la vera del Río e incluso un pequeño local hostelero donde se sirven todo tipo de viandas.
Solamente abre algunos fines de semana, por lo que la visita entre semana garantiza una soledad absoluta.
El Santuario está flanqueado por el río San Xusto, afluente del Tambre, el cual a la altura del Templo ha de salvar varios saltos de agua que forman algunas de las cascadas más impresionantes de toda Galicia.

En la parte baja del recinto un pequeño puente de madera permite al visitante cruzar el río y visualizar el templo desde otra perspectiva .
Desde este punto podemos ver un pequeño salto de agua que corre entre rocas cargadas de musgo, ramas de árboles próximos, todo tipo de vegetación y algún que otro tronco ya incrustado en el río como si de otra roca propia se tratara.
La fuerza del agua se hace notar en todo aquel espacio, siendo realmente ensordecedora en algunos puntos concretos como es el caso de este pequeño puente.



Dicho esto, la sorpresa más espectacular se encuentra oculta en esta parte posterior, y es que desde este punto se oye al fondo, viniendo de la parte anterior del recinto un murmullo muy fuerte y continuo que me lleva a encaminarme hacia aquella zona.
En el camino, veo algunas lápidas o laudas medievales apoyadas en los muros del templo, y al fondo me topo con un pequeño cementerio que cubre toda la explanada trasera de la Iglesia. Desde allí, ese murmullo del que os hablaba se hace cada vez mas fuerte, por lo que esquivando algunas tumbas que tengo a mis pies, me hago a un lado del cementerio y consigo ver a lo lejos una impresionante cascada por la que baja un torrente cargado de agua que rompe con una fuerza tremenda sobre unas rocas musgosas y grises que apenas puedo ver desde allí.

Rápidamente me dirijo hacia allí. Para ello debo abandonar la explanada del cementerio y encaramarme por un estrecho sendero por el que no cabe más que una persona. Es un sendero hecho en pleno monte por la gente que por allí ha ido pasando. Tiene diversos desniveles a modo de escalones formados por rocas y tierra, pero con cuidado es relativamente fácil el transitarlo. En el camino me encuentro con algunas pequeñas edificaciones como antiguos depósitos de agua, molinos, y casetas de piedra muy deterioradas por el paso del tiempo.



Finalmente consigo llegar al pie de la gran cascada. Realmente impresiona ver aquella cantidad de agua bajar por esa empinada caída. El ruido al pie de la cascada es ensordecedor y motas de agua me salpican continuamente aún estando unos cuántos metros alejado del punto exacto donde las aguas chocan contra las rocas.
Me acerco a la orilla y me quedo allí un rato realmente hipnotizado por aquella maravilla.



Tras recrearme en este punto que quedo con las ganas de ver la parte alta de la cascada. Para ello, busco el camino para ascender paralelamente a la caída y encuentro un nuevo y estrecho sendero que con algo de dificultad me lleva hasta el mismísimo punto donde las aguas empiezan a caer.
Desde allí arriba la vista vuelve a ser espectacular de nuevo, y en esta ocasión la imagen del agua yéndose hacia abajo y estallando en las rocas es aún si cabe más impresionante que la vista desde abajo.

Otro rato de disfrute arriba y volví por mis pasos hacia el templo no sin antes detenerme en todas las pequeñas edificaciones que os he comentado.
Tras hacer algunas fotos a lo largo del camino, me di de bruces con una pequeña cavidad a la orilla del río en la que me detuve a hacer una foto. En dicha instantánea se registró un pequeño orbe que me llamó la atención ya que al aumentarlo varias veces, me pareció observar una especie de rostro en su interior. Me recuerda a la típica cara de algún Elfo o Trasgo que en un entorno tan apropiado podría estar a sus anchas.
Una pareidolia curiosa que por sus rasgos encaja perfectamente con el entorno donde fue conseguida.
Fijáos en sus ojos profundos, su nariz redonda y rechoncha y una boca sonriente y dentada con una especie de palito saliendole de la parte izquierda.

Como os he dicho, es absolutamente increíble la belleza que rodea a este viejo Monasterio, del cual os doy ahora algunos datos históricos.
Se sabe de la existencia de una ermita a principios del siglo XII dedicada a San Xusto y San Pastor al lado del río San Xusto, y cuyo propietario Don Pedro Crescón la dona a un par de caballeros: Froilán Alonso y Pedro Muñiz de Carnota. Ambos servían al rey Alfonso VII, y formaron parte de sus huestes, pero decidieron cambiar la vida cortesana por la paz espiritual así que se retiran a esta ermita y la transforman en monasterio en el año 1132 bajo la Regla de San Benito, y el obispo Diego Xelmirez lo consagra a finales del año 1135.



Rápidamente el monasterio comienza a crecer debido a la autonomía jurisdiccional que le había dado el rey Alfonso VII, y sobretodo gracias a las donaciones de tierras. Donaciones que no pararían, tanto por parte del rey como de nobles y eclesiásticos, a lo largo de muchos años.
Es así como el monasterio llegó a tener posesiones en toda la geografía gallega, e incluso en Zamora y Portugal. Y no solamente se trataba de tierras de cultivo y otras iglesias, sino también de posesiones urbanas. Como curiosidad comentar que la rúa Sequelo, la Conga, Porta Faxeira, el Toural y otras calles de Santiago pertenecían al patrimonio de San Xusto. Del poderío económico de estos benedictinos, da buena cuenta el padre Antonio Yepes, que en su Crónica General de la Orden de San Benito llega a escribir: " Solo digo que ningún monasterio hay en Galicia por grande y grueso que sea, cuya hacienda sea mayor o más cualificada que la de San Xusto".

Pero tanta riqueza hizo que los monjes fueran abandonando poco a poco las reglas de su Orden. La corrupción, los dispendios, y el deterioro de la hacienda los fue llevando cuesta abajo. Poco a poco tuvieron que ir vendiendo sus posesiones, y llegó un momento en que el monasterio de Toxos Outos se convirtió en un priorato más del monasterio de Sobrado, esto sucedió en el siglo XVI, y lo peor no fue que tuvieran que abandonar la orden benedictina y pasar a la regla cisterciense, sino que de esta forma perdieron completamente su independencia religiosa y civil.
A partir de ese momento, las rentas de las que todavía disponían y que provenían en su mayor parte de los foreros que tenían bajo su jurisdicción, pasaron a engordar las arcas de Sobrado.



Durante muchos siglos, San Xusto de Toxos Outos fué convirtiéndose en ruinas, y los abades que lo gobernaron no quisieron, o no pudieron (que eso yo no lo sé) cambiar este destino. Así, poco antes , el claustro románico del siglo XIII, encima del cual estaban situadas las celdas de los monjes, fue vendido por el párroco de San Xusto al Vizconde de San Alberto, a principios del siglo XIX, que lo incorporó en la casa que estaba construyendo en Noia y que se conoce por el nombre de Pazo da pena do ouro.



Ya sabéis que siempre me gusta recomendar la visita a los lugares por los que me paso, pero en esta ocasión es realmente imprescindible el que si os pasáis por esta zona y os gustan estos lugares tanto desde un punto de vista histórico, como arqueológico, como simplemente por la belleza natural que lo compone, no dejéis de acercaros ya que os aseguro que no olvidaréis nunca tal conjunción de belleza, magia y misterio que en este increíble lugar se dan cita para asombrar a todo aquel que hasta allí baja.

Os dejo ahora un par de videos del lugar, donde podréis comprobar todo lo dicho en este reportaje.
He preferido al contrario de en otras ocasiones, no adjuntar música de fondo en los videos, ya que el sonido de fondo del agua rompiendo hace aún más impresionante la vista de estos documentos.
(Recordad que para la perfecta escucha de audios y videos en este blog, deberéis desactivar la música de fondo en el reproductor que encontraréis en la parte mas baja del mismo)


VIDEO 1


VIDEO 2


Ya por último os adjunto este video creado por mis amigos de MPM, en el que analizan con diversos filtros el anteriormente mencionado Orbe. Podréis también observar el lugar donde aparece.


Confiando en que os haya gustado el lugar, me despido agradeciendo como siempre vuestra atención.
Recibid un cordial saludo de vuestro amigo Eugenio. Alias Karkallón


Edición, video y fotografía por Karkallón
Fuente consultada para datos históricos. www.concellodelousame.com